04 marzo, 2011

Los Rémington

Hace muchos años nació un niño llamado Dylan Rémington. Aproximadamente en el siglo XI, en Europa Occidental. Su padre se llamaba César y su madre Julia. Ellos viven en Sevilla.

     Cuando Dylan tenía unos seis años se puso a ayudar a su madre en las tareas de casa y al cumplir trece años se puso a trabajar con su padre, y su madre en las tierras. Él se encargaba de trabajar con los caballos y en el molino de viento. Su padre se encargaba de echar abono en los cultivos y el mantenimiento de ellos. Su madre se encargaba de trabajar con el arado normando.
     Una vez cuando Dylan estaba trabajando con los caballos, uno de ellos estaba enfermo y al no tener medicamentos para el caballo, lo tuvieron que sacrificar. Estuvo deprimido porque ese caballo le tenía mucho aprecio aunque al cabo de una semana se le fue desapareciendo esa tristeza.En una tarde se fue a la despensa, donde guardaban todos los productos que cultivaban y se dio cuenta que había demasiados y que se desperdiciarían. Esa noche, estuvo pensando mucho sobre ese asunto hasta llegar a la conclusión de venderlos y así ganar algo más de dinero. 
     Al día siguiente, por la mañana le dijo a su padre lo que está ocurriendo. Le dijo que podían vender los productos sobrantes en los principales mercados de las ciudades europeas. Su padre le contestó que era una buena idea y pensó que podían guardar un poco más de productos para tener toda la familia  buena alimentación y resistir más tiempo a las enfermedades, ya que en esa época eran terribles. Ambos planearon el futuro viaje.
      Después de cinco días se marcharon a una de las ciudades importantes del Norte de Italia llamada Génova. Tuvieron que pagar dos billetes para embarcar en el barco que iba directo hacia su destino. Como en esa ruta pasaba por el Océano atlántico se nombro ruta atlántica. En el barco, llamado Tursan, conocieron a gente nueva que también iba a Génova. Un día antes de que llegaran a su destino era el cumpleaños de Dylan. En la pequeña celebración que le hizo su padre, Dylan conoció a una muchacha llamada Juana. Después de acabar esa celebración de su decimosexto cumpleaños se fue con Juana a la cubierta del barco y estuvieron hablando un largo tiempo.
     Al anochecer quedaron por la mañana en ir a desayunar en el mismo sitio a las ocho y cuarto. Cuando Dylan se iba a dormir estuvo pensando en qué pasaría cuando el llagase a Génova y no la viera nunca más. Al día siguiente se puso hablar sobre ese tema con Juana. La preguntó a donde se dirigía para él saber si coincidía con ella. Ésta le contesto que se iba con su padre a un pueblo cerca de Génova. Dylan, al enterarse del sitio, se alegró y le explicó el  porqué estaba tan feliz, entonces fu cuando ambos se alegraron.
     Dylan, al no saber cómo llegar hasta Génova, le dijo a Juana que si su padre y ella le podían llevar hasta allá. Juana buscó a su padre para decírselo. Cuando le encontró se lo comunicó y le dijo que sí le podían acompañar. César y el padre de Juana estuvieron hablando sobre el viaje. Al llegar al puerto Dylan y su padre cogieron sus cosas y esperaron a Juana y a su padre. Cuando estaban todos listos, se pusieron en marcha. 
     Cuando por fin llegaron a la ciudad  tuvieron que encontrar una vivienda para alojarse pero como no tenían suficiente dinero, y se tuvieron que alojar en la casa de Juana, una casa que estaba un poco apartada de la ciudad. 
     Dylan y su padre se enteraron que para vender se necesita ser un gremio y luego un maestro artesano. Así pues que Dylan se puso de aprendiz con el maestro Zocker en la ciudad. El maestro le daba alojamiento a Dylan pero éste no ganaba dinero. Ambos se llevaron muy bien.
     Apoximadamente tres días a la semana Juana iba a visitar a Dylan por las tardes.  Dylan le dijo a Juana que le preguntase a su padre César que qué  iban a vender en su vivienda- tienda-taller. A lo largo del tiempo el maestro le hizo una prueba a Dylan. Al superar la prueba se convirtió en gremio. En ese mismo día Juana y César fueron a donde él a visitarle. Éste se alegró de ver a su padre. César le dijo a su hijo que él quería vender barriles de madera. En cambio, Dylan le dio una sorpresa a su padre y le contó que por la mañana hizo una prueba y que es ahora un gremio. Su padre le felicitó por haber ascendido. Juana y su padre se tuvieron que ir porque estaba oscureciendo. 
     Después de tres meses Dylan hizo una gran obra maestra y su maestro le nombra Maestro Artesano. Como Juana venía ese día, se fueron los dos a la casa. Dylan les comunicó a todos que era ya un maestro artesano y que podía establecer su propio taller. Como César, su padre, estaba ayudando al padre de Juana con el trabajo tenía suficiente dinero para comprar una vivienda-tienda-taller. Al comprar la vivienda, quisieron verla por dentro. Como Dylan y su padre tenían dinero para salir a delante,  mandaron un telegrama a su madre Julia para que ella se venga a vivir con ellos en Génova. 
     La madre como no sabía qué hacer en Sevilla, se fue a Génova en el mismo barco que se fueron ellos. Dylan y César se pusieron a limpiar la casa y a decorarla un poco. Como la madre no sabía cómo llegar hasta la ciudad, Dylan y Juana fueron a recogerla en el puerto. Como César se quedó en la casa, preparó un poco de comida para su esposa porque él pensaba que llegaría con hambre. 
Al ver Dylan a su madre le dio dos besos en la mejilla y el abrazo muy fuerte su cuerpo. Él presentó a su amiga Juana a su madre. Luego fueron caminando hacia el pueblo. Mientras que en la casa de César estaba ansioso por la llegada de su esposa.
                                           
                            Continuará...

                                                                                 

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